El siglo XXI todavía no ha llegado al atletismo gallego, que a efectos estructurales se ha quedado en la prehistoria. Un año más celebró su única competición bajo techo de toda la temporada (en algunos casos incluso llegó a celebrarse al aire libre), pero lo hizo con un material obsoleto. En plena reforma del Palacio de deportes de Riazor, tan solo el pasillo del salto con pértiga era nuevo. El resto, el mismo de ediciones anteriores, con bobinas de caucho que se levantan y con agujeros como ejemplo más visible.
Por encima, no había vestuarios en la cancha central y los deportistas tenían que cambiarse en las instalaciones del frontón con el correspondiente incordio.Para rematar la faena no había zona de calentamiento y en un día gélido, era el exterior del Palacio el único sitio en donde se podían desentumecer los músculos. Hablar de calefacción en el interior sonaría a ciencia ficción. El frío también calaba hasta los huesos dentro y mediatizó la competición.Porque la reforma que está en camino no ha servido para subsanar los problemas del pasado.
La pista sigue contando con cuatro calles, cuando lo habitual y preceptivo son seis; su cuerda es de 160 metros, 40 menos de los exigibles; y la calle cuatro va pegada a una pared. Y lo peor, para las pruebas de velocidad tan solo se cuenta con 50 metros cuando la distancia homologada bajo techo son los 60.
Es la recta más corta de España, de ahí que las marcas carezcan de validez a efectos federativos.Con este panorama a pocos puede extrañarle que llevar el autonómico a Braga siga siendo una posibilidad real.
Inadmisible. Y lo peor es que el municipio alardeará de las reformas "a favor de los deportistas". Lo más probable es que los muchos millones invertidos en el proyecto (y digo muchos millones) se perdieran en el bolsillo de algún intermediario, dejando calderilla para el pasillo de salto con pértiga.
ResponderEliminarDelenda corruptus, dijo un sabio.
Ben falado!! Eleuterio.
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